miércoles, 30 de junio de 2010

El MUNDIAL Y SUS EXAGERACIONES
Sergio Pérez de Arce sscc

Como era de prever, el Mundial ha concluido para Chile con la derrota ante Brasil. Vendrán los análisis, los repasos de las jugadas, el habitual halago a la actitud chilena y la recepción en Chile de los jugadores casi como héroes nacionales. Libreto conocido o, al menos, esperado.

A mí me quedan preocupaciones. No hablo de las futbolísticas, donde finalmente nos fue un poco mejor que en otros mundiales, sino de preocupaciones sociales, que se relacionan con lo que somos y vivimos como pueblo.

Nacionalismo. Muchos tomaron y vivieron los partidos como una causa nacionalista, como una gesta heroica en que estaba en juego casi el destino del país. Una y otra vez se apeló al sentimiento nacional, a los 16 millones de chilenos que nos unimos detrás del equipo. Y en ese afán, no hubo empacho en denostar al adversario, en mostrar una prepotencia inusitada, sobre todo en el partido frente a España. Muchos compatriotas se comportaron como energúmenos. ¡Qué lacra es el nacionalismo y qué daño hace a la humanidad! A nosotros nos brota a menudo, sobre todo en relación a nuestros vecinos.

Endiosamiento. Ha habido un ensalzamiento excesivo de los jugadores y técnicos, un afán morboso por conocer sus historias, familias, vecinos, hasta el amigo de infancia con el que jugaba a la pelota tal jugador. No dejó de impresionar ver en el Metro los Héroes las fotografías de los jugadores ensalzados a nivel de héroes nacionales, y esto aún antes de jugar y ganar algo. Chicos en la mayoría de condición humilde, elevados a la condición de modelos, representantes insignes del país. Todo lo cual es excesivo, primero desde un punto de vista deportivo, porque no tenemos estrellas futbolísticas excepcionales, nuestro nivel es discreto. Pero es excesivo sobre todo desde un punto de vista humano y social.

Dictadura informativa. Ya se ha hecho habitual en nuestros medios de comunicación, sobre todo en la TV, la centración casi absoluta en un tema por un tiempo largo. Fue así con el terremoto, con el que le dieron por casi dos meses todos los días y a cada rato. Algo similar pasa con el festival de Viña. Ahora ha sido el mundial, que ha llenado las noticias, los programas de farándula, los matinales, etc. Alguien podrá decir que siempre se puede apagar la TV, pero el problema es la estrechez mental que muestra de la sociedad. Al menos durante un tiempo largo, casi no existe en el país otra preocupación, y eso nos hace mal, empobrece a un país.

Comercialización. Aunque la pasemos bien, no hay que olvidar la comercialización de estos grandes eventos mundiales y los intereses que se mueven detrás. Unos cuantos ganan mucho dinero. Todas las tiendas, bancos, grandes empresas se suben al carro del mundial, por supuesto para vender y ganar. Lo mismo hicieron con el terremoto y la solidaridad, lo transformaron en motivo de publicidad y ocasión para mostrarse. Es la ley del mercado y lo mediático, que lo domina todo y nos mete un producto –en este caso el mundial y el nacionalismo– hasta por las orejas.

Delirio de grandeza. En el fútbol como en otros ámbitos de la vida, los chilenos mostramos un vergonzoso delirio de grandeza. Hacemos las cosas un poco mejor y tenemos algunos éxitos, de lo cual hay que alegrarse, pero pronto empezamos a creernos lo mejores. Y empezamos a hacer aspavientos, a ponernos de ejemplo y a creer que todo el mundo nos mira, nos juzga igual. ¡Bastó un par de triunfos para que algunos creyeran que podíamos ser campeones! Y esto nos pasa en la economía, la política y en tantos ámbitos. Creo que detrás hay un complejo de sabernos un país pequeño, sin demasiada importancia en el mundo. Entonces tenemos que empezar a decir que la democracia chilena es un ejemplo, que la economía chilena es la más pujante de A. Latina, que Sánchez es como Cristiano Ronaldo y que a Bravo se lo pelean el Barcelona, el Real Madrid y otros. ¡Qué bueno que haya cosas destacadas y progreso entre nosotros!, pero hay que asumir esto desde nuestra pequeñez y modestia.

Le que he escrito no es por ser “aguafiestas” ni amargo para juzgar todo lo que ha pasado con el Mundial. También me he alegrado con los triunfos y he seguido más o menos lo que ha estado pasando. No hay duda que el fútbol tiene gran repercusión social y hay una dimensión de fiesta en estos acontecimientos mundiales, lo que hay que valorar. Pero hay algo exagerado en todo los que hemos vivido, algo deformado y deformante, que no nos hace mejores personas y un mejor pueblo. Y vale la pena introducir una pizca de criticidad en estos tiempos en que hemos vivido “empelotados” y en que muchos se han comportado como “pelotudos”.

6 comentarios:

  1. Es impresionante la repercusión del fútbol. Habría que ver si hay algo de signos de los tiempos, algo que nos muestre una dimensión de la realidad que podemos leer positivamente, algo de la presencia de Dios. No es facil, según lo refleja lo escrito, pero hay que intentarlo.

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  2. Me parece una grave falta de respeto (quizás nacida de su ignorancia experiencial) mencionar el tema del terremoto como parte de la "estrechez mental" en cuanto a repetir temas en los medios de comunicación. Usted debería vivir un tiempo en las zonas más afectadas porque aquí el terremoto todavía es día a día y los damnificados ya se sienten abandonados precisamente porque al salir de los medios, salieron de los corazones. Y en cuanto al tema del fútbol: queda claro que impacta tanto que da hasta para tema en esta página.

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  3. hola sergio, me parece bueno y agudo tu mirada sobre las situaciones y actitudes que ha suscitado el mundial de fútbol. muchos son los temas tratados y creo que con mirada profética, es decir, con ojo crítico ante dshumanizaciones que se esconden detrás de las apariencias. me parece que el comentario anterior sobre la vivencia del terremoto no tiene nada que ver con lo que pretende el autor de este artículo. no busca reirse ni tampoco situar la dramática experiencia vivida, sino en lo escandaloso que resulta el comportamiento de los medios de comunicación masivo. utilizan a las personas en sus más angustiosas vivencias para vender, sí, aunque nos duela, para vender. de eso hay que estar concientes y ser lo suficientemente valientes para mirar la realidad encubierta.
    por otro lado creo que el fútbol es más que un deporte y eso es muy difícil para comprenderlo aquellas personas que no lo sientes así. comparto lo que plantea el primer comentario sobre qué del reino tiene esto y que es necesario tomar conciencia de que detrás de todas estas manifestaciones subyace palpitando la esperanza de un otro mundo posible. se juzgará que eso es sólo fútbol pero no, es el anhelo de buenas noticias de las mayorías postergadas - exacerbado por el mercado de las comunicaciones, claro está- y ciertos gestos reinvindacatorios de aquellos jovenes de orígenes empobrecidos que en esta oportunidad - única oportunidad- son reconocidos y sus vidas, sencillas vidas de población y cotidianidad maginada,son valoradas como heroicas. me parece más allá del delirio de las masas - que sucede hoy como sucedía ya en tiempos de Jesús - hay anhelos muy nobles e intuiciones interesantes para profundizar y escuchar.
    Francisco de Ferari, sscc y fanático del fútbol.

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  4. Lo que sí me parece una exageración nacida del muncial de fútbol, es que se comente el tema en una página como esta.

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  5. Discrepo de los que piensan que el tema "del mundial" no se pueda comentar "en una página como ésta". Y ¿por qué no? Si se hace con profundidad, como se ha hecho, y con agudo espíritu crítico, como lo es... ¿Podríamos ignorar un acontecimiento de tal magnitud, nos guste o no nos guste? ¿En qué mundo nos moveríamos si lo ignoráramos? La gracia está en saber tratarlo bien.

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  6. Aplaudo las discrepancias en las opiniones porque nos enriquecen con distintos puntos de vista y parece que genera más debate el opinar que no se opine aquí del mundial que la opinión original.

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SS.CC. DEBATES. Gracias por compartir tus comentarios.