viernes, 3 de junio de 2011

MUJERES EN LA JERARQUÍA

Por Sergio Pérez de Arce sscc

Me ha tocado trabajar en equipo con mujeres en diversos grupos e instancias de Iglesia, últimamente en la Conferencia de religiosas y religiosos. Nada debiera de haber de extraño en esto. La Iglesia y la sociedad están formadas por varones y mujeres y es normal que vayamos juntos organizando, conduciendo y viviendo las grandes y pequeñas acciones que conforman nuestra vida y misión.

Además de las características y capacidades de cada una, siempre he sentido que ellas aportan una riqueza especial: su trabajo y compromiso (¡son en general muy trabajadoras!); su preocupación por los detalles, los gestos, la acogida…; su sensibilidad para percibir aspectos que los varones no vemos u obviamos; muchas veces su libertad y valentía; sobre todo su calidez…Es evidente que varones y mujeres nos complementamos y estamos llamados a ser los unos para los otros “una ayuda adecuada” en el camino de la vida. Por eso cada vez menos existen escuelas separadas por género, empresas o gobiernos donde las mujeres están ausentes, iniciativas de cualquier tipo en manos de personas de un solo género. Nos hemos demorado como sociedad en comprender esto y hemos perdido una riqueza que está inscrita en nuestra misma naturaleza, pero el cambio se ha ido dando.

No se ve tan fácil que este cambio llegue a la jerarquía de la Iglesia. El magisterio papal ha dicho su palabra: “la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia” (Juan Pablo II, Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis, 4). Creo que con esto la Iglesia pierde, en vez de ganar; se empobrece, en vez de enriquecerse.

Podrá decir alguien que las mujeres están en la Iglesia, ocupando tantos espacios y servicios, pero lo cierto es que no están en el grupo que va guiando al conjunto, que va fijando líneas apostólicas, que va haciendo pronunciamientos magisteriales, etc. No deja de ser extraño que en un concilio, una conferencia episcopal, un consejo de gobierno diocesano, por nombrar instancias fundamentales, la mujer esté prácticamente ausente. Es evidente que se pierde una posibilidad de una mirada más integral de la realidad, de los problemas y desafíos que tenemos como Iglesia, por más que nos asista el Espíritu Santo, que no actúa sino por mediaciones humanas.

La Iglesia tiene sus razones para no ordenar mujeres, pero siempre han sido bastante discutidas por numerosos teólogos y teólogas. Es bastante claro, por ejemplo, que en relación a algunos sacramentos (matrimonio, orden, unción de los enfermos, confirmación) no hay una palabra explícita de Jesús que los instituya con una configuración ya cerrada. Por otra parte, “en el Nuevo Testamento encontramos las diaconisas, que existieron en la primera iglesia y hasta la edad media” (Cardenal Martini, Coloquios nocturnos en Jerusalén, p. 167) ¿Es tan evidente, entonces, que apoyados en Jesús o en la práctica de la Iglesia haya que negar a las mujeres el acceso al ministerio diaconal y presbiteral?

Vale la pena citar aquí al gran teólogo Karl Rahner: “…el magisterio de la Iglesia se puede equivocar y de hecho se ha equivocado muchas veces también en el s. XX (…) A mi juicio, ni la argumentación básica ni la autoridad de enseñanza de la Iglesia, a la que de hecho se acude, ofrecen un fundamento convincente y obligatorio para aceptar la discutida doctrina de Pablo VI en la Humanae Vitae, ni la Declaración de la Congregación de la Fe que quiere excluir por principio la ordenación de las mujeres, como algo que debería aplicarse en todos los tiempos y culturas (Textos de Karl Ranher sobre la Iglesia, en www.fespinal.com)

Si el magisterio de la Iglesia no quiere o no puede dar el paso de la ordenación de mujeres, habrá que buscar entonces otras maneras de integrarlas en la jerarquía, no solo como escuchantes o asesoras (llamadas esporádicamente), sino como protagonistas y plenamente responsables del caminar de la Iglesia.

¿Significa esto un cambio estructural indebido en la Iglesia, una deformación del querer de Jesús? Lo dudo, a no ser que se sostenga que una determinada configuración histórica de la Iglesia está llamada a subsistir por los siglos de los siglos…, aunque todo alrededor cambie y se transforme.

Mientras esto no suceda, la jerarquía de la Iglesia caminará con una pata coja, con un ojo menos, carente de una determinada sensibilidad… Y en estos tiempos tan complejos y desafiantes, eso es un lujo que no nos podemos dar, por amor a la Iglesia de Jesús y responsabilidad con la misión que el Señor nos ha encomendado.

21 comentarios:

  1. Excelente, pero excelente comentario. Una de las razones que tengo para ser SSCC es la que subyace a la opinión de Pérez de Arce: la crítica fraterna, que enriquece y saca del anquilosamiento a nuestra Iglesia.
    Efectivamente, la mujer no puede seguir siendo postergada como hasta ahora lo ha sido. No existe razón alguna para ello y, ante la claridad inmensa de las palabras que he leído, más que un honesto aplauso de adhesión no puedo decir.
    Un abrazo.
    Oscar Silva.

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  2. Muy de acuerdo, la mujer (y lo femenino) deben alimentar con más fuerza ahora una iglesia que ha errado el camino en muchos sentidos, pero que en su gran masa celebrante aun intenta seguir a Jesús.
    Me alegro junto con Oscar por el espíritu de debate crítico y fraterno.
    Un abrazo

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  3. Querido Sergio:
    Gracias por tus palabras, que están llenas de puras buenas intenciones y esperanzas, no me cabe duda... mas muchas de nosotras quizá ya nos sintamos de algún modo protagonistas... y por lo menos creo que todos podrán estar de acuerdo con que, por ejemplo, la Buena Madre, santa Teresa, santa Catalina, sor Juana, entre muchas otras, desde la vida religiosa, o desde la opción por el laicado, han construido y transformado creativamente la Iglesia. Por eso quizá haya que tocar una y otra vez este tema, ser insistente y no vacilar en torno a lo que creemos es un derecho.
    Esas características que das de nosotras no es nada nuevo, yo nací sabiéndolo; mi padre me lo ha enseñado y me lo ha hecho ver desde pequeña, y quizá sea mi único fans… pero por eso cuando empecé a leer me dije: “pero claro, si siempre ha sido así”, y lo he notado desde siempre en todas las mujeres que me han rodeado. Lo que quiero decir, es que nosotras siempre lo hemos sabido, y no basta con decirlo o leerlo, sino que se nos abran las puertas de una vez por todas, para vivir más plenamente la vida, y contribuir incluso a nuestra propia perfección.
    No creo que sea bueno buscar alternativas… porque en eso hemos sido reinas… No sólo la iglesia, sino el mundo entero nos ha desplazado hacia un segundo plano, y ser mujeres ha sido y es muy difícil. Hemos aprendido a cuestionar nuestras pretensiones de vida, a valorar lo que tenemos, lo que se nos ofrece, y a buscar nuestros propios caminos de desarrollo y de protagonismos… pero creo que el mundo entero ya está cambiando, y la iglesia también lo tiene que hacer… No a medias tintas, sino siendo radical, como Jesús… ¿qué haría él en estos tiempos? Yo creo que volvería a nuevamente a cambiar las tradiciones, a enfrentarse con las autoridades, aunque ello le cueste nuevamente la vida.
    Un abrazo fraterno,
    Lorena

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  4. Cristián Infante6 de junio de 2011, 5:38

    Este tipo de reflexiones ayudan también a repensar los liderazgos y modelos femeninos. Los que trabajamos con jóvenes en procesos de formación vemos cómo los hombres se van acercando y preguntando la posibilidad por la vida religiosa... pero en el caso de las mujeres son pocas las preguntas y modelos a seguir para disponer sus caminos y opciones en diálogo permanente con el Señor de la Vida.

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  5. ¿Cómo enfrentamos entonces el poder total ejercido por un papa y otro en estas materias? Cito una respuesta de Benedicto XVI a una pregunta que concluye con esta observación: “Los críticos ven en ello (la no-posibilidad de la ordenación de mujeres) una discriminación. Afirman que Jesús no llamó al sacerdocio a mujeres sólo porque, hace dos mil años, habría sido impensable” (“Luz del mundo”, entrevista de Peter Seewald, p. 158). El Papa responde: “Esto es un disparate (…) La formulación de Juan Pablo II es muy importante: la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de ordenar a mujeres. No es que, digamos, no nos guste, sino que no podemos. El Señor dio a la Iglesia una figura con los Doce, y después, en sucesión de ellos, con los obispos y presbíteros (los sacerdotes). Esta figura de la Iglesia no la hemos hecho nosotros, sino que es constitutiva desde Él. Seguirla es un acto de obediencia, una obediencia tal vez ardua en la situación actual. Pero justamente esto es importante, que la Iglesia muestre que no somos un régimen arbitrario. No podemos hacer lo que queremos, sino que hay una voluntad del Señor para nosotros a la que hemos de atenernos aun cuando, en esta cultura y en esta civilización, resulte arduo y difícil”.

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  6. Solo una pregunta ¿Qué han hechos ustedes para integrar a las religiosas acaso las han integrado en los capítulo provinciales, administran los recursos pastorales juntos? me queda la duda que sino comienzan uds estaremos lejos de una Iglesia igualitaria.

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  7. Excelente reflexion Sergio y concuerdo de que el cambio comienza por las bases y no por un decreto cardenalicio... es "interesante", ver como en nuestros campos los maridos muchas veces van a dejar a sus esposas a la "Iglesia" y luego las van a buscar, porque se entiende -desde ellos- que es un espacio para las mujeres. Lo interesante es que "ese espacio para las mujeres" (no así la cancha o el bar) está dirigido plenamente por varones!! Pongo el ejemplo del campo donde esto es más que evidente, o en nuestras comunidades populares. Creo que es un punto más a la serie de temas que la Jerarquía debe atreverse a cuestionar. Por de pronto comencemos a "darle" la homilía a mujeres (y no sólo a religiosas que muchas veces quisieran ser "padres")...

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  8. Me suena novedoso que un Provincial se atreva a manifestar y tocar el tema de las mujeres dentro de la Jerarquía no obstante debemos dar algunas señales respecto a esto dentro de la misma Congregación me encantaría ver a nuestras religiosas formándose teológicamente y pastoralmente como lo hacen ustedes.

    Eché de menos en el verano en Punta de Tralca la presencia de ellas cuando nos reunimos en una jornada "camino espiritual sscc" que congregaba a laicos y laicas del país asi como eso hay varios detalles que impiden ver que se avanza para propender al cambio sin embargo me apoyo en esa gran esperanza contra desesperanza que si queremos podemos dar pasos que anuncien esta construcción del Reino con las manos de todos y todas. Slds.

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  9. Sergio Pérez de Arce6 de junio de 2011, 20:34

    Sobre nuestra relación con las hermanas ss.cc., somos una sola Congregación, pero cada rama tiene autonomía y sus propios campos apostólicos. Es decir, ni ellas dependen de nosotros ni nosotros de ellas. Lo que hay son colaboraciones, algunos trabajos en común, encuentros fraternos, la provincial asiste al capítulo de los hermanos y el provincial al de las hermanas, etc. Tampoco a nivel general, cada rama tiene su gobierno general. Pero buscamos apoyarnos como parte de una familia y en esto hay que seguir creciendo.
    En la conferencia de religiosas y religiosos, la directiva está formada por varones y mujeres; la presidencia puede ser ocupada por una mujer o un varón. Hay resabios de machismo y patriarcado en la vida religiosa, pero en las estructuras de animación no hay marginación de la mujer. Saludos.
    Sergio

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  10. JC Jaramillo, insisto en mi disparate, no encuentro de verdad el sentido de las palabras de vuestro papa, no tan sólo no las comparto, sino que las encuentro aberrantes... Me queda la esperanza de que la iglesia somos todos, y que quiere avanzar a la luz de los nuevos tiempos, como lo he escuchado mil veces de los curas sscc. Quiero decir que no es una cuestión que yo sola me haya inventado, puedo apostar de que muchos otros, incluso desde la oficialidad de la iglesia católica, creen que sí tienen la facultad de realizar cambios, que sí pueden. Entiendo, de verdad, que en la Edad Media se haya compartido aquellos postulados y dogmas de fe, que se haya insistido en una vida volcada y sostenida en puros argumentos de autoridad, pero ya no estamos para eso, y la múltiples citas tampoco avalan nada...
    Y no se trata de una "igualación", de una comparación sexista, sino tan sólo de reconocer que desde nuestra femineidad podemos realizar unas mismas tareas... si es que queremos... sí, incluso jugar fútbol e ir al bar, siendo nostras, sin cambiar la voz, ni usar calzoncillos.... no todas querrán, pero habrán algunas que sí, por qué no? Y viceversa, por supuesto.
    Lorena

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  11. Surgen muchos temas a partir de la reflexión de Sergio, se nota por los múltiples comentarios que rápidamente se han generado. Es un tema que suscita mucho interés. Me parace razonable el cuestionamiento acerca de lo que nosotros, Sagrados Corazones, hemos hecho o dejado de hacer en esta materia, tanto con las hermanas sscc, como con las mujeres en general, donde nos enfrentamos más ampliamente a nuestra relación con el mundo laical.

    A mi modo de ver, la respuesta que da Benedicto XVI en la entrevista "Luz del mundo" es discutible, no se puede afirmar que Jesús haya ordenado a nadie, eso sería un anacronismo, Jesús no tuvo a la vista el sacerdocio como lo entendemos hoy, él mismo no fue un clérigo ni perteneció a una familia sacerdotal. La institución de los Doce fue un modo de entender la comunidad primitiva como el nuevo israel, pero de hecho Jesús tuvo tanto discípulas como discípulos. La confesión de fe de Marta en el evangelio de Juan es tan potenete como la de Pedro en los sinópticos y las apariciones del Resucitado a la Magdalena si no precedieron a las de Pedro al menos fueron tan relevantes como las otras. Según el Ev. de Marcos se habría aparecido primero a las mujeres.

    Lo que quiero expresar es que colgarle a Jesús el "sacerdocio reservado a varones" es al menos excesivo, es más bien el modo como la iglesia se ha ido organizando, fruto de un discernimiento en el que junto a la fidelidad al Espíritu, también ha habido factores culturales involucrados y, muy probablemente, elementos relacionados con apego al poder.

    Es necesario hacer un camino, que seguramente va a ser lento, pero que es indispensable. Es totalmente impresentable que no haya mujeres en las estructuras de gobierno de la iglesia de Jesús (recomiendo el capítulo 8 del libro de Pagola, "Jesús, aproximación histórica").

    Matías Valenzuela sscc

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  12. Me parece que Lorena se confundió conmigo... No estoy para nada de acuerdo con el calificativo de "disparate" expresado por Benedicto. Solamente, con la cita, quería hacer ver las dificultades con que nos topamos en una estructura eclesial tan verticalista que la convierte en "arbitraria" (contadiciendo de nuevo al propio papa). Para muestra otro botón. Varias agencias de noticias han informado y comentado la siguiente situación: el obispo australiano William Morris, de 67 años de edad, con 18 años como titular de la diócesis de Toowoomba, ha sido removido de su cargo en mayo recién pasado por el Vaticano, “por mantener doctrinas contrarias a la Iglesia católica”. Entre estas doctrinas se subrayan dos: propiciar con mayor frecuencia la absolución general de los fieles en el sacramento de la confesión y declarar su parecer favorable a la ordenación presbiteral de las mujeres. ¿Se podría promover al interior de la Iglesia un movimiento de “ciudadanía indignada” que permitiera, al menos, abrir el diálogo y llevarlo a cabo con sinceridad y veracidad?

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  13. JC Jaramillo, muchas gracias por la aclaración, no te había entendido bien, y te pido disculpas. No obstante, y siguiendo con tu ejemplo, me pregunto, qué pasaría si el Vaticano se quedara sin sacerdotes? Quizá sea una buena cosa, quizá así abrirían los ojos de una vez por todas. Sé que es fácil decirlo, y muy complicado hacerlo, pues desde el mundo laical se vuelve relmente dificultodo poder realizar todas las actividades pastorales y sacramentales que realizan, pero para ello quizá sí sea urgente buscar "alternativas", tener un plan B, para este grupo "rebelde", o congregación, que apuesta por las muejeres, por los hombres, por la humanidad, por la justicia, por la pobres "materiales" y "espirituales", por lo homosexuales, por los migrantes, por los ancianos, huérfanos, enfermos, prostitutas y prostitutos, abandonados, ultrajados, etc...etc... etc...

    Lorena

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  14. Sergio, que alegría escuchar la voz de nuestros sacerdotes SSCC respecto de este tema, en este año es la segunda vez que escucho esta opinión….., a la distancia te mando un abrazo fraterno, creo que hace mucho tiempo estábamos esperando estas palabras tan alentadoras y esperanzadoras…
    Por muchos siglos y años la mujer ha sido “desplazada”, nos ha costado demostrar que somos tan capaces como los hombres para llevar a cabo tareas tan importantes de la vida, ha sido y sigue siendo una lucha constante poder ganarnos un lugar que antes lo ocupaban los hombres, tenemos que demostrarlo con hechos, esfuerzo y convicción….., uy!!! y “pobre que nos equivoquemos”….
    En las últimas décadas, pese a todo, la mujer ha logrado ocupar cargos como Empresarias, Gerentes, Deportistas destacadas, Trabajadoras destacadas, Presidenta de la Nación, mayor participación en cargos políticos, etc… y qué bien lo han hecho!!! ¿Por qué no en la Iglesia?....
    Este año en los encuentros del Camino Espiritual hemos analizado la relación de Jesús con las mujeres, en esa época el Señor hizo un quiebre y manifestó todo su amor con las mujeres sin ningún tipo de discriminación, “les dio un lugar” ¿qué haría hoy El Señor?....
    Tal vez, aún nos queda un largo camino para que la Iglesia cambie sus convicciones respecto de las mujeres…, pero no vamos a perder las esperanzas y seguiremos en la lucha constante por ganar un lugar.
    Comparto la opinión de que debemos partir por casa, demos más participación y protagonismo a las mujeres de la Congregación SSCC, hermanas y laicas, que tengan presencia y no sólo como escuchadoras y acompañantes.

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  15. Bueno, a ver si ahora resulta (creo que ya no se publicó mi respuesta a JC). Había escrito hace un par de días agradeciendo la aclaración de JC Jaramillo, y pidiéndole disculpas por mal interpretarlo. Pero en ella también me preguntaba si sería en verdad muy tremendo si el Vaticano se quedara sin sus sacerdotes. Hacía una reflexión en torno a ello. Eso llevaría quizá a que la cúpula se dé cuenta de las verdaderas urgencias. Y por mientras quizá declare también la urgencia de buscar, en el interior de las congregaciones, alternativas ante las penas del Vaticano, pues sé que no es difícil asumir la labor religiosa y sacerdotal desde el laicado. Me pregunto, entonces, ¿qué pasaría si los "indignados" fueras los propios sacerdotes, religiosos y por su puesto las religiosas?
    Saludos,
    Lorena

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  16. Enrique Moreno Laval11 de junio de 2011, 18:48

    Me sumo al interesante debate desplegado a partir de lo planteado por Sergio PA. Agrego lo siguiente: no basta con pedir que las mujeres accedan al presbiterado, es necesario conjuntamente reformar la concepción y formalización del presbiterado en la Iglesia. No sea cosa, por ejemplo, que las "damas presbíteras" lleguen a ser tan clericales como muchos de los actuales "varones presbíteros".

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  17. Que ignorancia más grande la de el respetable Señor que Escribe. Hacer lo contrario que hizo Cristo, no significa darle más dignidad a la mujer, que no necesita más dignidad, por que ella por si sola la tiene. El que dice que la mujer necesita más dignidad, el que dice que para acercar más a las personas a la celebración de la Eucaristía hay que hacerlas leer entonces el Evangelio y que, ojala, consagren también, son los primeros en menoscabar la dignidad de cada uno. Todos somos importantes y cada uno tiene un don y un rol en nuestra sociedad, dado por Dios. El sacerdote no es más que el laico, solo tiene un rol más importante. El pensar que las religiosas deban ser sacerdotes también es faltarles el respeto en su condición de mujer, sino preguntenles a ellas, que no quieren misericordia de ningún sacerdote en este sentido. Me da pena como Religioso deforma el mensaje cristiano e impone sus ideas, ya que cuando manipulamos lo que Dios nos entrega a través de la Iglesia, es hacer pasar un rio de gracia gigantesco por un embudo pequeñísimo que somos nosotros. Simplemente penoso.
    Eduardo Inostroza, Seminarista.

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  18. Eduardo Inostroza, disculpe, algunas cuestiones por comentar:

    1. Llama respetable al que primero trata de ignorante. ¿Lo respeta o lo quiere insultar?

    2. ¿Cómo sabe usted cuál es el rol que debemos tener cada uno? ¿Usted sabe cuál es el mío? ¿Dios se lo dice a los presbíteros, los pastores, para que se lo trasmitan a cada una de sus ovejas, y las guíen hacia la vida verdadera, plena, que está después de esta vida?

    3. Lo anterior lo supongo porque usted aún afirma (digo aún, porque creía que habíamos dejado ya en el siglo XVI o XVII, con suerte, la Edad Media), que el rol del sacerdote es más importante que el del laico.

    4. Además me parece que usted tiene clara la "condición" de la mujer. Me podría decir cuál es nuestra condición. ¿Usted cree que la mujer es ontológicamente inferior al hombre?

    5. Además ¿cree que esta discusión versa sobre misericordia? ¿No se ha dado cuenta que versa sobre justicia?

    6. ¿Me podría decir con qué mujeres ha hablado que le encuentran la razón? Porque fíjese que yo soy mujer, y no conozco ninguna que piense que la justicia falta el respeto.

    7 Por último, y adelantándome a su respuesta, desde lo ya expresado en sus reflexiones, sumaría a lo ya acotado por Enrique Moreno, que es preciso y urgente apelar a una educación y reflexión crítica, creadora y liberadora (de la Escritura, y de los miles de documentos religiosos que perviven en los anaqueles de teología), de los presbíteros, iluminada por los signos tiempos.

    Saludos,

    Lorena. Mujer, laica.

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  19. Hola,
    soy mujer y para mí es un tema q no me merece duda alguna. Creo q la interpretación de las Escrituras tb está teñida por lo q el hombre (génerico) ha entendido de ellas y dadas las razones culturales poco espacio tuvieron las mujeres q siguieron a Jesús para ser nombradas; ninguno entendió muy bien q se le asignara a una mujer el proclamar la resurección de Jesús a los apóstoles y menos q María estuviera presente en Pentecostés (dudo q haya sido la única mujer...tpco lo creo de la Última Cena)...sólo por nombrar algunos episodios.
    Frente a los comentarios ácidos, oremos recordando q la Iglesia tiene a sus peores enemigos dentro de sí misma.
    Como caso para reflexión, q puede causar escándalo a los tardíos de corazón y sonrisas a los demás: valga el comentario q he conocido mujeres católicas q han sentido fuertemente el llamado al sacerdocio y han derivado por otros caminos. Una de ellas, fuera de Chile hace muchos años, es hoy una excelente pastora luterana muy respetada por su comunidad.
    Bendiciones

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  20. 27. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte.


    31. ...Y aun os voy a mostrar un camino más excelente
    1. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
    2. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy.
    3. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me aprovecha.
    4. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe;
    5. es decoroso; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal;
    6. no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad.
    7. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.
    8.El amor no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia.
    9. Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía.
    10. Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo parcial.
    11. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño.
    12. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido.
    13. Ahora subsisten la fe, la esperanza y el amor, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es el amor





    1. Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos,
    2. y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma



    El Señor les bendiga

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  21. Felicitaciones, Sergio. Ahora, que han pasado algunos años desde su post, puede ver que el Papa Francisco está de acuerdo con Ud. en integrar de manera efectiva en un rol importante a la mujer en la Iglesia. Lo merecemos, porque Jesús nos ama y nos ha dado capacidades y responsabilidades. Un testimonio: a veces yo me quiero arrancar de mis responsabilidades, quedarme tranquila en mi casa, y Jesús me impele a luchar con mis dones. Yo creo que también nos quiere "dando la pelea".
    Lo saludo fraternalmente en Cristo,
    Lorena Carvajal

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SS.CC. DEBATES. Gracias por compartir tus comentarios.