Por Raúl Pariamachi ss.cc.
El domingo 5 de junio los peruanos decidiremos
quién será el nuevo presidente: Keiko Fujimori (41 años) o Pedro Pablo
Kuczynski (77 años). La primera es magister en administración de empresas y ha
sido congresista de la República del 2006 al 2011; es hija del expresidente
Alberto Fujimori, que cumple condena de 25 años por crímenes de lesa humanidad
y delitos de corrupción durante su gobierno. El segundo es magister en economía
y ha sido ministro de Estado en varias ocasiones; ha sido cuestionado por
supuestas preferencias a empresas extranjeras.
En la primera vuelta electoral del 10 de
abril pasado, Fujimori obtuvo el primer lugar con el 39.85% de los votos válidos
(el 32.64% de los votos emitidos), en tanto que Kuczynski obtuvo el segundo
lugar con el 21.05% de los votos válidos (el 17.23% de los votos emitidos). Debido
al sistema, con el 39.85% de los votos válidos el partido de Fujimori obtuvo el
56.15% de los congresistas (73 de 130).
Esta campaña de la segunda vuelta llegará a
su fin después de ocho semanas. En la primera semana las encuestas –sobre la
intención de voto– daban un empate entre los candidatos: en promedio un 41%
para cada uno, con un 18% de votos en blanco y de los indecisos. Las últimas
encuestas –sobre la intención de voto– han dado como resultado en promedio un
46% para Fujimori y un 41% para Kuczynski, con un 13% de votos en blanco y de
los indecisos. Si se contaran solo los votos válidos la distancia se ampliaría,
con un 53% para Fujimori y un 47% para Kuczynski.
Fujimori ha puesto la fuerza de la campaña en
mostrar su juventud, la mano dura contra la delincuencia y las obras en favor
de las regiones (ofreciendo de todo a todos). Sigue rodeada de parte del
entorno que acompañó a su padre, con gente que no oculta su veta matonesca. Lo
más grave es que Joaquín Ramírez, secretario general de su partido, está siendo
investigado por la DEA por lavado de activos; sin embargo, Fujimori sigue
usando las casas y el auto de Ramírez. Su candidato a la vicepresidencia es
sospechoso de haber alterado un audio para desprestigiar la denuncia.
Por su parte, Kuczynski ha puesto la fuerza
en mostrar su experiencia en gestión, su equipo técnico y su garantía ética,
sobre todo su compromiso de evitar que regresen el autoritarismo y la
corrupción del fujimorismo. El problema es la percepción que deja de ser un
candidato con poca vitalidad, además de que no se puede olvidar que el 2011
apoyó a Keiko Fujimori contra Ollanta Humala en la segunda vuelta.
Hace poco algunos amigos extranjeros me han
preguntado cómo se explica que el fujimorismo tenga alta probabilidad de
retomar el poder en el Perú. Les he dicho que en primer lugar cabe reconocer
que Keiko Fujimori ha hecho una campaña bien pensada y ejecutada durante varios
años, aunque sea en la lógica tramposa del todo vale. Cuenta además el gobierno
deficiente de Humala, que ha decepcionado a los sectores populares. Finalmente,
a buena parte del electorado parecen importarle poco las dudas razonables sobre
la capacidad técnica y la calidad moral del fujimorismo.
En realidad en muchos aspectos ambos
candidatos y sus propuestas se parecen. La diferencia está en que Kuczynski podría
garantizar la democracia en sentido amplio. En cambio, el triunfo de Fujimori
podría significar la perversión de la democracia real, el retorno de la
demagogia, el populismo y el clientelismo. Los ciudadanos decidiremos una vez
más con nuestro voto consciente. ¡Estamos a tiempo!
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