viernes, 15 de octubre de 2010

HA FLORECIDO EL DESIERTO

HA FLORECIDO EL DESIERTO
Enrique Moreno Laval sscc

No pretendo otra cosa que sintetizar brevemente una serie de reflexiones, nada originales, que van surgiendo a propósito del rescate de los 33 mineros de Atacama: lo que uno piensa, dice y escucha, compartiendo en pequeños o grandes grupos, vertiendo emociones y opiniones sobre lo ocurrido. Será necesario continuar haciéndolo, como un ejercicio permanente de reflexión que nos permita seguir aprendiendo de esta intensa lección de humanidad.

1. El valor de la vida humana. Una sola vida humana vale todo el oro del mundo y mucho más. Una sola vida humana es preciosa a los ojos de Dios, el “amigo de la vida”. No haber mezquinado esfuerzos por salvar estas vidas habla bien de nuestro buen sentido de humanidad. Y esto ha tenido un eco universal: dos mil periodistas de sesenta y dos países lo han mostrado al mundo entero. Habrá que tenerlo en cuenta cuando se trate de rescatar otras vidas que siguen “atrapadas” de tantas formas en tantos sitios.

2. El trabajo en equipo. Hemos recibido una demostración admirable de lo que es posible conseguir cuando se trabaja con ese espíritu de cuerpo, con esa voluntad de comunión, con esa corresponsabilidad, con esa interdependencia que mostraron todos los involucrados en el rescate. Primero, los mismos mineros atrapados durante 70 días; enseguida, los múltiples rescatistas que, en las más diversas funciones, lograron la eficiencia esperada, sin buscar méritos propios. Habrá que aprender de esta manera de ser y hacer, en vistas de la “comunión en la misión” de cada día.

3. El espíritu religioso. Ha quedado claro que, en las situaciones más extremas, el ser humano saca a relucir ese misterio tan personal que lo lleva naturalmente a comunicarse con Dios. Ante esto, uno queda atónito, perplejo, porque le ocurre incluso a personas no habituadas a esta relación. Allí hay “algo” que interpela. Para los creyentes habituales que somos, esta experiencia nos invita a hacer de “lo religioso” una relación cada vez más personal y más adulta, desprovista de “feticherías” y provista de consecuencias concretas.

4. La vida de familia. Así como se ha pensado en Dios, se pensó en todo momento en la familia propia, en las familias. Tal como nos ocurrió con el terremoto de febrero pasado, el mejor refugio para los mineros atrapados ha sido la familia, esa familia añorada y finalmente abrazada como nunca antes. A ella habrá que aferrarse ahora y nos soltarla nunca. Desde cada familia vamos construyendo una humanidad nueva: qué duda cabe. Habrá que tomar nota para seguir trabajando por la vida de familia.

5. La admirable tecnología. Hemos quedado admirados por el avance tecnológico que nos ha permitido realizar de forma tan perfecta un rescate tan inédito. Algo jamás imaginado poco tiempo atrás. Y esa tecnología aplicada a los medios de comunicación nos ha permitido seguir esa hazaña con una claridad, con una inmediatez, con un realismo que nunca habríamos imaginado así. Habrá que aprender a usar la tecnología, y los recursos que requiere, siempre para la vida y jamás para la muerte. Y habrá que rogar también para que los ahora rescatados no se dejen atrapar por las luces (también por el dinero) de las empresas de comunicación, que no siempre aciertan en el digno trato al ser humano.

6. La justicia social. No se nos escapa que todo esto pudo haberse evitado si la justicia social fuera realmente un patrimonio de nuestro país. En el campo laboral no la hay, y esto no es motivo de orgullo ante el mundo, sino de vergüenza. No puede ser que el lucro patronal sea más importante que la seguridad laboral. No puede ser que un Estado no corrija a tiempo las negligencias de quienes organizan su negocio con indolencia. Es que no se puede servir a dos señores: a Dios y al dinero. No se puede. Y servir a Dios consiste en hacer siempre que el hombre viva. Pasada la emoción y la conmoción, será hora de poner los puntos sobre las íes. Nunca más algo así.

7. La esperanza siempre. Quienes dudamos, quienes pensaron en que no había nada que hacer, quienes desconfiaron de cualquier intento, quienes ya preparaban las cruces para el memorial… aprendieron (aprendimos) una lección de esperanza. Aprendimos a pensar “positivo”. Pero más que eso, a hacer todo lo posible para…, a imaginar, a crear, a innovar, a buscar juntos y ponernos de acuerdo para actuar como un solo cuerpo que reacciona unido cuando el más mínimo de sus miembros sufre. Es la esperanza en que “el amor es más fuerte”. Habrá que contagiarse de confianza y de esperanza. Nos hace tanta falta.

7 comentarios:

  1. Enrique, gracias por tus reflexiones, verdaderamente lo acontecido en nuestro país, en torno a la mina San José y el rescate de los 33 mineros, ha sido una lección de humanidad y de fe/esperanza, ha sido muy iluminador, Dios quiera que siempre trabajemos tan mancomunadamente por cuidar y desplegar la vida de todos.

    Es interesante pensar en los dos ángulos de este acontecimiento, porque por un lado estaba el lado de los de arriba que en un momento perdimos completamente la esperanza y nos ganó el escepticismo, entre otras cosas porque no conocemos el mundo de los mineros y sus posibilidades de sobrevivencia (cosa que sus familiares sí conocían) y por el otro lado, los de abajo, la mirada de los que estaban encerrados, a oscuras, con la esparanza de ser rescatados, ocultos en el centro de la tierra. Y pensar que Dios nos miraba desde abajo, desde ahí, en ellos, nos miraba y nos demandaba una respuesta de amor, de justicia, inteligente y generosa.

    Matías sscc

    ResponderEliminar
  2. Miles de gracias Enrique por tus lucidas palabras. Creo que nos hace muy bien mirar este tema desde diferentes ángulos y sobretodo desde la fe. Nos dieron una leccion de esperanza.
    ojala que la tecnología deje de usarse para matar, para hacer mejores armas, tanques, aviones de guerra y dejemos los chilenos de comprar cosas que Dios en ningun caso aprueba.
    abrazos

    pedro pablo

    ResponderEliminar
  3. Querido Enrique,
    Encuentro muy valioso tu comentario. Merece mayor difusión.
    Un abrazo,
    Guido Flamey

    ResponderEliminar
  4. Primera vez que visito su blog...impresionada por las "coincidencias"...el 13 de octubre publicaba una nota en FAcebook (no por ser el mejor medio, sino por ser el único que tuve a mano) que tiene tantos puntos en comun que asombra...
    se las adjunto...dirán ustedes qué resuena de esta sintonía...
    Abrazos fraternos
    Paz y Bien

    Pilar

    ResponderEliminar
  5. DESDE EL CAMPAMENTO ESPERANZA DE REGRESO A LA VIDA -El rescate de los mineros chilenos-
    de Maria Pilar Manchado, el miércoles, 13 de octubre de 2010 a las 14:44
    Confieso que mi atención a este hecho fue mínima…quizás por distraída, quizás por indiferente, quizás por esquivarle al morbo del asunto, no sé.
    Pero desde los últimos días el interés fue creciendo. Desde que comenzó el rescate no he podido dejar de mirar, de llorar de emoción o de reír con cada historia, con las familias, con los rescatistas...
    Es que este hecho es una paradoja de la Vida…así con mayúscula, por contundente, por fidedigna a la realidad humana, porque la vida de la persona es lo mas importante en definitiva. Sé que estamos lejos de la mina San José, que no conocemos a esos 33 atrapados en la entraña de la tierra y que quizás no los conoceremos mas allá de este hecho. Pero tengo la sensación de que tienen algo para decir a mi vida aquí y ahora. Y lo quiero compartir.
    La primera impresión que tuve está relacionada con la fuerza de la compañía de los pares. Los 33 mineros fueron uno solo. Se apoyaron unos a otros, cambiaron la competencia por la cooperación, el egoísmo por el cuidado, sostuvieron la esperanza en la literal oscuridad. Cada uno puso de sí, para el resto. No quiero ser idílica. Estoy segura que también discutieron, pelearon, pero la diferencia no tuvo la última palabra. Ganó la pulsión de vida.
    Otra cosa que me maravilla, es conocer las capacidades de cada uno. En el día a día uno dice “un minero”, “un albañil”, “un peón”, “un empleado”. Como si esa etiqueta pudiera resumir lo que cada persona es. El accidente nos reveló, por ejemplo, que un minero puede ser un escritor, y llevar adelante la bitácora de este milagro. Seguro será libro. ¿Quién hubiese apostado por un minero “escritor”?.Decimos que hacen falta líderes ¿Quién hubiese dicho que Mario Sepúlveda, el más conocido quizás, era capaz de conducir a sus compañeros con el optimismo, entereza y alegría con que lo hizo? Me lleva a pensar que estamos llenos de dones, gratuitos. Que la mayor hazaña de nuestras vidas es utilizarlos para el bien de todos. Que las oportunidades de desarrollar esas capacidades tienen que ser para todos. Que somos más que nuestro trabajo o nuestro medio de vida. El ser humano es una realidad mucho mas compleja y rica que una profesión u oficio. Vuelvo a rozar el misterio de la condición humana, me rindo ante esa realidad inabarcable, pero a la vez frágil y limitada que es el Hombre.

    ResponderEliminar
  6. Mientras escuchaba a los familiares soñar con la fiesta del reencuentro, convocando a vecinos, amigos y coterráneos, ansiosos de expresarles el cariño a los mineros, me preguntaba por el valor de la vida…Cuánto que vale!!el reencuentro con los afectos es un pequeña medida de ese valor…cuanta gente valora nuestra vida...pero ¿Cuántas veces nos damos a la tarea de mostrar a nuestros afectos cuánto valen para nosotros? ¿Cuántas veces dejamos pasar la oportunidad de hacerlos sentir valiosos? dicen los familiares: “Aquí nadie sobra”. Antes una poeta nos ha dicho: “…no es lo mismo que vivir, honrar la vida”
    Qué suerte que estos 33 pueden experimentar en vida ese amor. Ese amor que deja atrás los malos ratos y las diferencias, o ese amor que se purificó ante el riesgo de perder a la persona amada para siempre, o ese amor que nace al descubrir cuán importante es el otro que está arriba esperando o abajo resistiendo, o ese amor que permite a una mujer perdonarle a su marido que haya otra en su vida. Otro misterio.
    La última tiene que ver con la fe. Me detuve especialmente en la leyenda que tiene en la vestimenta de cada uno de los mineros: “Gracias Señor” . Después de 70 días, lo primero que tiene para decir es “Gracias Señor”…será que es realmente importante? Qué tiene para decirnos esta manera de expresarse después de lo vivido?
    “En las profundidades de la mina, dice el primer minero en ser rescatado, me encontré con Dios y con el Diablo. Pero me agarre de la mejor mano, de la de Dios, y aquí estamos”.
    Alguno, hace unos días, también escribía a un familiar :”Cómo desearía tener la Fe que tienes tu primo”…Y en el momento de salir le decía: “Ahora he encontrado la Fe”. La palabra del primo es una de las cosas más emocionantes de las primeras 12 horas: “la Fe le llega a cada uno en distinto tiempo. Lo más importante es que allí abajo hemos descubierto el mineral más precioso: la vida”.
    Podría seguir. Pero creo que el mensaje que mas me conmueve es el valor de una vida, de treinta y tres, de todas las vidas. Valen mas que la deuda de la empresa dueña de la mina y mas que los 22 millones de dólares que se usaron para montar el rescate.
    Quizas ninguno de los que lea esto tenga la oportunidad de experimentar una situación tan límite como esta. Es momento de resignificar el sentido de la vida, aqui, ahora. Que no se me olvide.Que no se nos pase.

    Pilar

    “No temas porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tu eres mío. Si atraviesas el río no te arrastrará la corriente. Si pasas por el medio de las llamas no te quemarás. Porque tu vales mucho a mis ojos, yo doy a cambio tuyo vidas humanas, por ti entregaría pueblos enteros, porque te amo y eres importante para mí” Isaías 43, 1-4

    ResponderEliminar
  7. Mientras escuchaba a los familiares soñar con la fiesta del reencuentro, convocando a vecinos, amigos y coterráneos, ansiosos de expresarles el cariño a los mineros, me preguntaba por el valor de la vida…Cuánto que vale!!el reencuentro con los afectos es un pequeña medida de ese valor…cuanta gente valora nuestra vida...pero ¿Cuántas veces nos damos a la tarea de mostrar a nuestros afectos cuánto valen para nosotros? ¿Cuántas veces dejamos pasar la oportunidad de hacerlos sentir valiosos? dicen los familiares: “Aquí nadie sobra”. Antes una poeta nos ha dicho: “…no es lo mismo que vivir, honrar la vida”
    Qué suerte que estos 33 pueden experimentar en vida ese amor. Ese amor que deja atrás los malos ratos y las diferencias, o ese amor que se purificó ante el riesgo de perder a la persona amada para siempre, o ese amor que nace al descubrir cuán importante es el otro que está arriba esperando o abajo resistiendo, o ese amor que permite a una mujer perdonarle a su marido que haya otra en su vida. Otro misterio.
    La última tiene que ver con la fe. Me detuve especialmente en la leyenda que tiene en la vestimenta de cada uno de los mineros: “Gracias Señor” . Después de 70 días, lo primero que tiene para decir es “Gracias Señor”…será que es realmente importante? Qué tiene para decirnos esta manera de expresarse después de lo vivido?
    “En las profundidades de la mina, dice el primer minero en ser rescatado, me encontré con Dios y con el Diablo. Pero me agarre de la mejor mano, de la de Dios, y aquí estamos”.
    Alguno, hace unos días, también escribía a un familiar :”Cómo desearía tener la Fe que tienes tu primo”…Y en el momento de salir le decía: “Ahora he encontrado la Fe”. La palabra del primo es una de las cosas más emocionantes de las primeras 12 horas: “la Fe le llega a cada uno en distinto tiempo. Lo más importante es que allí abajo hemos descubierto el mineral más precioso: la vida”.
    Podría seguir. Pero creo que el mensaje que mas me conmueve es el valor de una vida, de treinta y tres, de todas las vidas. Valen mas que la deuda de la empresa dueña de la mina y mas que los 22 millones de dólares que se usaron para montar el rescate.
    Quizas ninguno de los que lea esto tenga la oportunidad de experimentar una situación tan límite como esta. Es momento de resignificar el sentido de la vida, aqui, ahora. Que no se me olvide.Que no se nos pase.

    Pilar

    “No temas porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tu eres mío. Si atraviesas el río no te arrastrará la corriente. Si pasas por el medio de las llamas no te quemarás. Porque tu vales mucho a mis ojos, yo doy a cambio tuyo vidas humanas, por ti entregaría pueblos enteros, porque te amo y eres importante para mí” Isaías 43, 1-4

    ResponderEliminar

SS.CC. DEBATES. Gracias por compartir tus comentarios.