lunes, 27 de junio de 2016

Refugiados a la puerta

*Por Pablo Bernal Rubio 

Europa está padeciendo, a lo largo de los últimos años, la mayor crisis migratoria y humanitaria de su historia después de la causada por la Segunda Guerra Mundial. Para muchos, una crisis que no es solo “de refugiados”, sino una crisis de los valores constitutivos de la Unión Europea y de los Derechos Humanos que dicen defender.


Un grupo de religiosos y religiosas jóvenes de España y Portugal hemos querido tener una palabra que decir al respecto. Una palabra que desmonte mitos, desarticule las lógicas del miedo y el egoísmo, y que haga cercanos los rostros que muchos se empeñan en dejar al otro lado de la frontera. 

Al tiempo, nuestras palabras son contemplativas y activas; con ellas queremos invitarnos tanto a la oración como a la movilización en favor de quienes esperan nuestra respuesta urgente. Así nació “Estoy a tu puerta y llamo”, un cuaderno que se presenta así a sí mismo:

«Os invitamos a hacer camino a través de las vallas… a sentirnos especialmente cercanos de los refugiados, pero también de todos los empobrecidos de la tierra.

El material consta de 8 apartados. En cada uno encontrarás una valla y una pregunta con la que motivar nuestra oración, una pequeña introducción que nos acerca a la realidad, un salmo y una motivación para contemplar. 
También encontrarás algunos recursos, canciones, videos sobre el tema. Puedes utilizarlas como itinerario de oración, como fichas sueltas, para trabajarlas en grupo o para guiar la oración personal.
Acompañando la realidad, de la mano del pueblo de Israel y junto a Jesús recorremos hoy el camino de la vida y del Reino pues a pesar del sufrimiento de nuestr@s herman@s nuestra fe nos invita a la esperanza (tan cercana a la resistencia).
¡Ven, rompamos fronteras, abramos las puertas a quienes llaman!»
Se trata, pues, de que juntos hagamos un ejercicio de concientización y denuncia, pero también de fraternidad y de lectura orante de los signos de los tiempos. Para responder a la última pregunta del cuaderno (“¿Cómo podemos cambiar la situación?”) pedimos su colaboración a Pablo Fontaine ss.cc., quien nos remite a Aquél que es la respuesta:

«Señor Jesús: En medio de tanto dolor y tanta injusticia ¿a quién iríamos? ¿qué podríamos hacer nosotros? No tenemos recursos para ayudar a los refugiados, ni grandes conocimientos de economía, ni poder para guiar a la gente hacia la justicia. Solo Tú tienes Palabras de Vida.»
Cabe, por último, preguntarse qué claves nos pueden motivar a entrar en esta lectura-peregrinación, en especial dese América Latina. Se me ocurren tres: 

La existencia de fronteras cerradas y personas rechazadas no es ajena a la realidad latinoamericana (un ejemplo tristemente célebre es el “Tren de la Muerte” en el que miles de inmigrantes tratan de alcanzar los EEUU desde México). Situaciones como las que se narran en nuestro cuaderno no solo existen en AL, sino que tienden a cronificarse también en esta parte del mundo.

La necesidad de que desde este continente –que sabe de sufrimientos y que no se cierra sobre sí mismo a disfrutar de un bienestar expoliado como parece querer hacer el Viejo Mundo– se alcen voces críticas y honestas intelectualmente. Que desde aquí se rechacen discursos preocupantes (como la simplista tesis de “refugiados sí, migrantes no”), poniendo de manifiesto ante el mundo que nadie abandona su país, su familia y sus bienes si no es por una necesidad de vida o muerte. 

La urgencia creyente de no ser indiferentes ante el dolor ajeno. Como se muestra en la parábola del buen samaritano, el que es lejano, aquel a quien nada debo, se vuelve mi hermano y objeto de mi preocupación y responsabilidad cuando está sufriendo. Los migrantes y refugiados, precisamente por lo mucho que están sufriendo, no solo están a la puerta de Europa. Están también aquí, a la puerta de Latinoamérica. Y llaman.

* Pablo Bernal Rubio ss.cc. es hermano de los Sagrados Corazones perteneciente a la provincia Ibérica, actualmente vive en la comunidad de La Unión en el sur de Chile, donde realiza un año de experiencia pastoral. 

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Estoy a tu puerta y llamo.

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